KADON se encuentra ubicado en la Calle de los Tintes, topónimo alusivo al carácter gremial que durante los siglos XVI y XVII tuvo incidencia clara en la industria textil lanera.
Desde el siglo XV se observa un importante desarrollo urbano –tal y como nos describe el trabajo del profesor Sánchez Benito El espacio urbano de Cuenca en el siglo XV (1997)-. “Desde la calle de la Moneda hasta la puerta de Valencia y desde ahí al convento franciscano o Campo de San Francisco, se encontraban solares y casas en ruinas. Había una calle cercana a la puerta llamada de los Pescadores donde se levantaría un pilar con cuatro caños. Carpinteros y tintoreros empezarían a ocupar estas casas extramuros, en algunos casos pegados a la cerca. Pronto se levantaría el convento de la Concepción Franciscana”.
Debajo del llamado Matadero Viejo y la muralla, discurría el cauce del río Huécar, el cual regaba amplias huertas hasta la llegada a la ciudad desde su nacimiento. Hacia el puente de San Pablo se encuentra el barrio de San Martín donde había puerta de muralla y en el mismo cauce del río se ubicaba el Coso taurino desde tiempo inmemoriales.
En el año 1469 se construirá un molino quitándole espacio al citado coso, que tomará el nombre de Molino de San Martín, con presa para su funcionamiento. Encima estaba la Peña del Cuchillo y camino hacia la puerta de Valencia, la cueva de Orozco.
Alrededor de la puerta de Valencia, tenerías, zumaques, tendederos de pieles, huertas, puestos de venta de harinas, mesones y casas de pobre construcción, que empezarían a ir dando vida a este nuevo enclave urbano.
En el año 1507 se produjo una avenida de las aguas del Huécar anegando las boticas y tabernas de la calle Tintes, donde habitualmente se reunían comerciantes, arrieros y artesanos.
Desde el siglo XVI se tiene noticia de la ermita del Santo Cristo del Amparo y Santa Catalina del Monte Sinaí, situada a la izquierda del río, iniciando el futuro barrio de Tiradores. Tendrá contiguo el cementerio de sacerdotes y otro pequeño espacio donde se enterraban los ajusticiados con la pena capital. Más arriba, en la ladera que asciende hasta el cerro del Socorro, se encontraba desde el siglo XV, el Osario de los judíos.
Como curiosidad, en la ribera del Huécar –cercana a la capital y en las laderas del Cerro del Socorro, se sembraba el pastel o glasto que era la hierba de dos pies de altura y muy ramosa en la parte superior, con hojas de diez pulgadas de largo y una y media de ancho, de figura de lanza y festoneadas con flores amarillas en racimos. Su jugo era azul y se usaba para teñir de ese color las lanas, reduciéndolo antes a una pasta del que proviene el nombre de pastel y ofreciendo un típico cromatismo apastelado que llamaba la atención de visitantes y viajeros.
En el año 1685 se reventó la presa donde se embalsaba el agua del Huécar, por una fuerte crecida, y con ello se llevó todo el vallado que se había preparado para la celebración de las diferentes corridas de toros en sus festividades y patronos.
El Molino de San Martín también sufrió la inundación, que llegó hasta el convento de las Concepcionistas, teniendo que utilizar represados de tablas de madera para poder evitar que el agua entrase en su recinto conventual. Ante todo ello, el Corregidor se planteó la posibilidad de cambiar de Coso taurino. Un tiempo después, la suelta de reses bravas se subió a los aledaños de la Plaza del Mercado o Plaza Mayor.
Actualmente, esta zona presenta una actividad turística importante, habiendo sido peatonalizada la calle de los Tintes y presentando su entramado callejero una bulliciosa alternativa en tabernas, restaurantes y mesones.
ROMERO SAIZ, Miguel (2019); Páginas de una Breve Historia de Cuenca. Edita: Ayuntamiento de Cuenca.